Pau Pérez López ha trabajado en las principales editoriales de Barcelona como
traductor, prologuista, corrector de estilo, redactor, lector y coordinador de proyectos.
Ha impartido cursos de
estilística castellana y para formar lectores profesionales. Dirigió durante cuatro años la Escuela de Escritores
Alonso Quijano, de Alcázar de San Juan. Desde el curso 2005-2006
dirige, junto con Jordi Muñoz,
la Escola d’Escriptura de l’Ateneu Barcelonès –la mayor escuela de escritura de Europa–, donde
imparte clases de técnicas narrativas.
Con el permiso del profesor, esta
entrevista la realizamos desde la curiosidad de un colectivo, los autores
noveles, por ello comenzamos con una pregunta obvia:
AEN. —Los cursos de Escritura
Creativa son algo común en nuestros días, pero… ¿Son útiles de verdad para el
escritor novel?
PP. —No cabe duda. Exactamente igual
que los conservatorios y escuelas de música para quien se quiera dedicar a
tocar un instrumento o las escuelas de bellas artes para quien las quiera
practicar. La escritura es en gran parte oficio, y el oficio se aprende. La
realidad responde con rotundidad a tu pregunta. Si hoy consultas la biografía
de los escritores norteamericanos de primera línea, verás que buena parte de
ellos ha cursado estudios de escritura creativa, de Jeffrey Eugenides a Michael
Chabon, pasando por Chuck Palahniuk, entre muchísimos otros. En Europa, dentro
de pocos años, también será lo habitual.
AEN. —El dominio de las
herramientas y el vocabulario, ¿son esenciales para escribir bien?
PP. —Sí, por supuesto. Cada género
exige un nivel distinto de dominio de las técnicas narrativas y de los recursos
estilísticos, pero sin una mínima pericia en esos campos no es posible escribir
un libro con cara y ojos.
AEN. —¿Hay que tener un don
especial para ser un buen escritor?
PP. —Yo creo que haríamos bien en
desterrar esa idea. No hay nada esotérico en ser escritor, a no ser que por don
especial se entienda tener algo que decir –un mundo que contar–, disponer de
una manera propia de mirar la realidad y contar con cierta sensibilidad
lingüística. Esos son, creo yo, algunos de los pilares sobre los que se
construye un buen escritor; los pilares, por decirlo así, intransferibles. El
resto de los pilares tienen que ver con el aprendizaje del oficio: el
conocimiento y la práctica de las técnicas narrativas, el dominio del idioma y
un buen bagaje lector y cultural en general.
AEN. —¿Por qué se desconoce tanto
la labor de un corrector de estilo? ¿Existe demasiado intrusismo dentro de este
campo?
PP. —No creo que pueda haber
intrusismo en una profesión de la que no se expiden títulos. Hay buenos
correctores de estilo y malos de correctores de estilo, sencillamente. En
cuanto al reconocimiento de su labor, empieza a haber editoriales que hacen constar
el nombre del corrector de estilo en la página de créditos de los libros.
AEN. —El crítico literario y el
escritor, ¿amigos o adversarios?
PP. —Ni lo uno ni lo otro. Cada uno en
su papel. Creo que debería ser así.
AEN. —¿Cuál es la tarea de un
lector profesional en una editorial?
PP. —Ayudar al editor a seleccionar
manuscritos para su línea editorial. A la mesa de un editor medio llegan
decenas de manuscritos al mes. Es imposible que el editor los lea todos. El
equipo de lectores es quien lleva a cabo esa tarea. Los lectores redactan uno o
varios informes por libro, y a partir de ahí el editor selecciona qué se va a
publicar.
AEN. —¿Los traductores están
suficientemente reconocidos dentro de la Literatura?
PP. —La inmensa mayoría de los oficios
relacionados con la edición no tienen la consideración que merecen: ni la
traducción, ni la corrección de estilo, ni la lectura profesional. Cuando
menos, si atendemos a la diferencia entre la preparación que demandan y lo poco
que se cobra por ejercerlos. Y no parece que la situación vaya a mejorar en el
futuro.
AEN. — Para terminar esta
entrevista, queremos pedirle cinco consejos que considere esenciales para un
escritor novel.
PP. —Leer en clave argumental.
Leer en clave técnica.
Leer en clave estilística.
Leer en clave temática.
Leer desprejuiciada y vorazmente.
Desde la asociación queremos
darle las gracias por su colaboración en esta entrevista, así como por su
presencia en este II Congreso de Escritores Noveles.
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